lunes, 14 de enero de 2019

El aroma del terror en La maldición de Hill House


A principio de los 2000's los screamers se volvieron un elemento recurrente en el cine comercial del terror, y con la aparición de este recurso parece que los guionistas y directores se preocupan cada vez menos por  crear una historia de misterio que logre espantar a la audiencia, ya que en todas las películas y series contemporáneas los jumpscares son los reyes del "terror", miedo que no surge más allá de la sala del cine.
La Maldición de Hill House rompe esos parámetros comerciales "establecidos" y se concentra en narrar una historia desde puntos de vista sencillos y particulares, siempre conservando el halo de misterio y locura que representa al género, pero la serie no abandona por completo el recurso establecido, sino que por lo contrario lo reserva y lo usa en el momento indicado, de manera sutil pero generando ese miedo esporádico que revienta las salas del cine.
Lo que podría aparentar una trama simple del terror tal como: Una casa embrujada, la cual se alimenta de las almas de sus habitantes, llama a la única familia que ha conseguido escapar de sus paredes y así lograr acabar lo que alguna vez empezó; se convierte en un compendio de emocionante misterio aterrador.

Mike Flanagan (creador de la serie) se preocupó por adaptar de la mejor manera la novela de Shirley Jackson, un reto gigante tratándose del buen manejo a través de los capítulos que la autora da a los personajes principales en un corto periodo de tiempo.  El director decidió dividir la visión de la misma historia en 7 partes y tres capítulos generales.
Logra enamorarnos o hacer que odiemos a cada uno de los hermanos Crane, la madre y el padre, aunque se trata de una estrategia arriesgada, pues la repetición de eventos consigue aburrir al espectador a pesar de no perder la tensión. Con esta estructura, Flanagan nos permiten acercarnos a cada personaje desde sus traumas de la niñez, haciéndolos humanos y cercanos al espectador.

Pocas son las obras de terror contemporáneas que se preocupan por tener un buen manejo de los pequeños detalles y más aún que gracias a ello se lleguen a escalofriantes conexiones entre los personajes y la historia que logran desarrollar un vinculo con quien observa la obra. Hill House está plagado de fantasmas que aparecen de la nada, pero no para que saltes de la silla, sino para que simplemente los observes ocultándose en algún plano o mientras observan a los personajes; un detalle que hace de cada giro inesperado de la cámara algo realmente aterrador y preocupante, no es un un susto repentino, sino una tensión constante que tensa los músculos y hace que respirar duela.
Hill House no es historia innovadora en sí, es más de lo mismo: una casa embrujada con fantasmas que acosan a los personajes principales, quienes intentan escapar desesperadamente de su pasado; pero sin embargo está plagada de ideas innovadoras para el género al punto  que emociona descubrir cada una de ellas. Por encima es una trama muy simple, pero logra ser una verdadera enredadera de misterios y consigue engañarnos hasta tal punto que creemos no haber visto esta trama en ninguna otra parte.<

R. A Giraldo

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